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lunes, 10 de octubre de 2011

¿Vamos a este taller para Familias Adoptivas?


Seguro que muchas, por no decir todas, las familias adoptivas se hayan hecho, a sí mismas o a sus parejas, esta pregunta o alguna similar. Hay un curso, una actividad, para familias adoptivas y no sabemos qué hacer, cual es nuestra postura, cual es nuestra decisión al respecto. La mera pregunta, ya nos diferencia del resto de las familias.

Son muchas las familias que consideran que al igual que el resto de padres y madres, será suficiente con aplicar el conocimiento trasmitido entre generaciones y los propios posicionamientos respecto a la crianza  para  ir resolviendo los retos de la maternidad y la parternidad adoptiva. De algún modo consideran que asistir a formación específica para adopción, exagera la diferencia entre las familias adoptivas y las que no lo son.

Estas familias están en lo cierto, serán necesarios todos los elementos de los que la cultura nos dota para la crianza de vuestros niños, y la mayor parte del tiempo con estos elementos será suficiente.
 Sin embargo, el hecho de que vuestro hijo proceda de una adopción, supondrá que deberéis de asumir algunos retos diferentes y por los que otra familia no deberá pasar.

Sin duda, vuestros hijos han de resolver en algún momento de su vida  preguntas relacionadas con su origen, sobre el motivo del abandono o la pérdida de sus padres biológicos, sobre la permanencia de la adopción, sobre los retos de tener un aspecto distinto a sus padres, etc. y vosotros deberéis de estar a su lado para acompañar del mejor modo posible esos momentos.

Son estos retos específicos de la parentalidad y marentalidad adoptiva, los que deben de abordar la formación específica para  vosotros.
Se trata pues, no de exagerar la diferencia entre las familias adoptivas y las que no lo son, se trata de incorporar a todo nuestro bagaje que como padres y madres tenemos, recursos para resolver retos que asumimos el día que decidimos adoptar.

El posicionamiento de la familia adoptiva en relación a la diferencia que asumen respecto a las familias que no lo son , es un tema clásico para los profesionales que trabajamos en este campo.

Si nos imaginamos una línea contínua en cuyos extremos estarían, por un lado aquellas familias que niegan toda particularidad en la maternidad o paternidad adoptiva (RECHAZO A LAS DIFERENCIAS) , que no admiten ninguna diferencia con la crianza biológica, y en el otro extremo, aquellas que maximizan las diferencias, y que asumen que la mayor parte de las dificultades o retos que suponga el hecho de ser padres, se deriva de que sus hijos no son sus hijos biológicos, podríamos trazar un esquema sobre el pronóstico en su ajuste.(INSISTENCIA EN LAS DIFERENCIAS)





La investigación nos indica que son las familias que se encuentran en un punto medio aquellas que mejor pronóstico tienen.
(Brodzinsky, 1987)


Es decir, si bien es cierto, que la crianza adoptiva la mayor parte de las veces, se parece mucho más que se diferencia de la crianza biológica, es cierto que tiene unas peculiaridades que la distinguen.

Algunos autores se han animado a estimar, cual es el porcentaje de tiempo que un padres adoptivo es padre de un niño adoptado y cuanto es sólo padre.

Me parece complicado decir esto de forma general. La experiencia indica que la realidad es más compleja.

La experiencia con la que me encuentro,  me hace defender la idea de que cada padre o madre podrá ser un padre o madre necesitando exclusivamente los recursos comunes de todos las familias, en función que su hijo o hija se lo permita.

 Probablemente en la mayor parte de las adopciones en las que los niños no estén “excesivamente” afectados por el proceso previo a la adopción , bien con su familia biológica o en la institución, bien por su corta edad, etc., a usted le será suficiente con ubicarse en la parte central-izquierda del gráfico (RECHAZO DE LAS DIFERENCIAS). Su paternidad trascurrirá placidamente, quizás en la adolescencia, deba usted de desplazarse un poco a la derecha, porque la criaturita se ha empeñado en recordarle que usted no es su padre biológico, quizás no. Pero en general, a usted le irá bien esta zona del gráfico.

Pero si usted ha decido amar y ser el papá de un niñito o una niñita que han sufrido mucho, que han llegado mayores a su familia , o que el proceso previo a la adopción ha sido muy dañino para ellos. Usted ya no va a sentirse cómodo en la izquierda del gráfico, usted va a tener que ser papá adoptivo casi el 100% del tiempo, consciente de las dificultades que su niño tiene, del mejor modo de ayudarle, y necesitará todos los apoyos del mundo para ello.
Sólo los padres de los niños en estas condiciones saben la enorme “especialización” que significa ser sus papás, usted necesita colocarse más en el lado de la derecha del gráfico y es allí desde donde deberían de poder atenderle.(INSISTENTE EN LAS DIFERENCIAS)

Es desde este punto de vista desde la que defiendo que una buena formación de familias adoptivas ha, de conocer su situación y ayudarles desde el lugar en el que ellos y sus niños se encuentren cómodos. Tan “ perturbardor” es para un padre adoptivo de una niñita de un mes y medio de edad que le hablen de las dolorosas consecuencias del apego desorganizado, como que a una mamá de un niño que arremete y rompe cosas nada más llegar a su hogar, y durante todo el año siguiente a su llegada, oir hablar de las dificultades escolares.

Ambos son padres adoptivos, ambos aman a sus hijos, pero los dos necesitan del apoyo post-adoptivo ( y preadoptivo), cosas diferentes.

En numerosas ocasiones en las que he asistido como oyente a charlas sobre adopción, he escuchado al mismo padre adoptivo preguntarle al orador: _¿cree usted que los padres adoptivos debemos ser padres-terapeúticos? (o algo muy similar).
Como nunca he estado en el lugar que me legitimaría para aportar una respuesta, aprovecho ahora para hacer llegar mi parecer.

-Sea usted padre terapéutico si su hijo necesita un padre terapéutico-

Sé bien que todos esos niños, los que necesitan de una atención cuasi-profesionalizada y los que no, existen, son adoptados por familias y no creo que hacer reduccionismos sirva para ayudarles. No hagamos lemas o frases contundentes que puedan herir o sentirse solos a los que dejen fuera, y huyamos de el vicio de lo simplista en adopción, porque si algo he aprendido es que la adopción es un mundo complejo y plural, alejado enormemente de la uniformidad.

1 comentario:

  1. Las actitudes frente a las diferencias. Van a depender del desarrollo madurativo de los niños y esas diferencias se muestran, si no lo has visto antes, a la tierna edad de 6 años, cuando los padres se enfrentan a la nada despreciable tarea de ver a su niño comparado con otros 25 niños de su clase. Es entonces cuando tienen que replantearse su postura frente a las diferencias. O quedarse en ella... Hasta los 8 años. Periodo en el que el niño hace un click mental y entra en otro periodo evolutivo. Su capacidad mental (su emociones pueden ir por otro lado) pasa de la segunda a la tercera marcha (Piaget lo diría más bonito). Pero el telón de fondo como dice David Brodzinsky es el sentimiento de perdida y como lo maneja el niño y su entorno.

    Estoy muy de acuerdo con "padre terapéutico" (pero que no te escuche Schofield): No intentes arreglar lo que no está estropeado.

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